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La confianza de un programador

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Ir al origen siempre nos ayuda a reflexionar el por qué estamos en el camino que hemos escogido, a tomar fuerzas para continuar por este viaje. Por eso, para empezar este blog y mi vida profesional, no se me ocurrió nada mejor que contar mis primeras experiencias en el mundo de la programación.

En mi casa, alrededor de los 7-8 años, me llamaba la atención de manera muy natural hacer presentaciones en PowerPoint con imágenes de personajes de Star Wars, Harry Potter o alguna otra película.

Durante la primaria, al tener clases de computación, disfrutaba mucho de esa materia, incluso con cosas que no fueran tan entretenidas como Word, Excel, PowerPoint o Access.

Al llegar quinto de primaria (2012) entré a un taller de mecatrónica que ofrecían por las tardes en mi escuela porque mis amigos asistían y parecía interesante. Lo primero que experimenté fueron con unos kits de fischertechnik Robotics nos enseñaban sobre engranes, tornillos sin fin, pequeños mecanismos que despertaban el interés de un niño de 11 años. Ahí fue como empecé a controlar con instrucciones específicas que hacían las computadoras por ejemplo hacer un seguidor de línea o un semáforo utilizando ROBOPRO, un programa que a través de bloques — similar a un diagrama de flujo — permitía dar las instrucciones al robot.

A la par en la clase de computación nos enseñaron, del que creo muchos de mi generación pasamos Scratch, nos enseñaron a hacer pequeñas animaciones, recuerdo que hice un pequeño videojuego de un panda que saltaba entre ramas de bambú, comía insectos y eso le aumentaba puntos por el contrario comer basura le restaba, crear lógica un tanto más compleja y con mis propias ideas me parecía fascinante.

Recuerdo una situación recurrente, durante las clases de mecatrónica, acababa antes y podía irme antes a mi casa, con un gusto por que las cosas me salían excepcionalmente bien y recuerdo como un buen día el profesor me dijo que era muy bueno que tenía un gran pensamiento lógico, esto claramente fue un gran paso para decidir dedicarme a esto, el confiar en mis capacidades ya no solo confirmadas por mi sino por alguien con ligera experiencia.

Con esas bases al entrar en secundaria seguí un tiempo en el taller de mecatrónica esta vez ya aprendiendo sobre electrónica, resistencias, diodos, haciendo pequeños circuitos con botones y yo veía como mis amigos que habían entrado un año antes que yo continuaban con Arduino o circuitos más complicados, incluso compitiendo en un concurso de seguidor de línea. Pero a mí muy particularmente no me llamaba la atención el hacer cosas físicas de circuitos y mecánicas, a mí me interesaba programar y hacer que las cosas se vean en una computadora o en un teléfono.

Casi al terminar la secundaria tuve la oportunidad de ser practicante por un verano en una empresa de consultoría de T24, donde empecé a aprender HTML y PHP para crear un sistema que permitiera llevar control de inventarios de las computadoras que prestaban a los consultores, con registro de cuando las tenían que reparar o información sobre sus especificaciones y finalmente generar un reporte a un archivo de Excel.

Todas estas experiencias me permitieron experimentar en si esto realmente es lo que me gusta y si me puedo dedicar a ello o no, pero principalmente reforzaron mi confianza en que no solo a base de talento que Dios me ha dado salen las cosas, si no de interesarse por cosas nuevas y mucho practicar puedo escribir grandes programas y que siempre habrá mucho que aprender en este ecosistema porque muchas cosas cambian y me permiten mejorar, si hoy tuviera que hacer un robot seguidor de línea, ya no usaría ROBOPRO ahora usaría algún lenguaje de bajo nivel o incluso VHDL.

Si llegaste hasta aquí, gracias por tomarte el tiempo.

Con constancia y pasión las cosas salen.

Yo confío en ti.

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Puebla, México